La halitosis ha sido comúnmente tratada como un tabú. La gente se avergüenza de tener mal aliento y difícilmente asumen padecerlo, sin darse cuenta de que es un problema bucal que puede atajarse y tratarse, como tantos otros. Por otro lado, algunas personas acaban obsesionándose con su mal aliento sin ser éste real, algo a lo que se ha denominado halitofobia.
A diferencia de lo que se pueda creer, el origen del mal aliento proviene la mayoría de las veces de la boca y no del estómago. Una higiene bucodental deficiente y las enfermedades de las encías son las principales causas que llevan a una persona a padecer de halitosis. La saliva y los cambios hormonales también pueden influir en la aparición de la misma.
Mantener una higiene bucal correcta -cepillado dental, limpieza interdental y lingual- es la mejor prevención tanto ante ésta como ante otras tantas enfermedades. Sin embargo, si el mal aliento ya ha aparecido, el tratamiento va a depender del tipo de halitosis que el especialista diagnostique al paciente: halitosis fisiológica, halitosis patológica oral, pseudohalitosis, halitosis patológica extraoral…
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